viernes, 30 de julio de 2010

Testimonio de un desalojo

Caracas 30/07/2010.- Decidimos publicar el siguiente testimonio, primero por estar identificada la denuncia y segundo por los esfuerzos que se están haciendo en estos momentos desde el Despacho Presidencial para la Vivienda, la Asamblea Nacional y los diferentes colectivos inquilinarios para conseguir en consenso una resolución para combatir los desalojos forzosos. ASOCIB

Testimonio de un desalojo
Caso María Teresa Carrandi
Cédula V-17-125-541
Buenas tardes,

Me veo impulsada en la necesidad de contarles mi experiencia de desalojo, dadas las declaraciones a la prensa que dio el diputado (vicepresidente de la AN) Darío Vivas, sobre que hay que ponerle un paro a los desalojos de inquilinos en Caracas, pues yo también he sido una víctima más de estos desalojos forzosos, he sido una más de las 500 mil familias que han sido arrojadas a la calle sin más.

Quiero dejar bien en claro que mi interés es simplemente dar a conocer lo que sucedió en mi caso, (ya fui desalojada y no creo que se pueda hacer algo de justicia a estas alturas), pues coincide exactamente con lo que afirma el señor diputado sobre la presencia de funcionarios policiales y funcionarios de notarías que intervienen en el hecho, lo cual es un FLAGRANTE ABUSO DE PODER por parte de las autoridades, del tribunal que ejecuta y el propietario que demanda, pues este último siempre va a tener la ventaja monetaria sobre el inquilino, o no?

Empiezo por identificarme: mi nombre es María Teresa Carrandi, cédula V-17-125-541, tengo 24 años y (era) estudiante universitaria.

Fui desalojada junto con mi mamá por el Juzgado de Municipio Quinto Ejecutor de Medidas de la quinta Guaranao, ubicada en la urbanización Monte Alto, vía la Universidad Simón Bolívar, municipio Baruta, el 12 de enero de 2010, a partir de las 9am. Llevábamos 7 años viviendo ahí. En internet sale el acta de desalojo de mi caso, que lo adjunto en un archivo word.

Nosotros sabíamos que estábamos demandados por incumplimiento de contrato (nunca fue por no pagar, pero el propietario nos pidió la casa con la excusa de que era para un hijo, cuando sabíamos que sus hijos estaban en Estados Unidos, y más bien lo que quería era engordar la propiedad y subirle el precio), pero nuestro juicio fue viciado y forzado tanto por el abogado que nos representaba, Wilmer Tapia, cédula V-10-785-723, inpreabogado 80.023, quien contribuyó a que el expediente de la demanda avanzara rápido a la Sala de Casación y luego no contestó más la demanda, como por el abogado Ibrahim Quintero, inpreabogado 16.631, de la parte del propietario.

La demanda estaba viciada desde el principio pues se basa en que ya se había cumplido el lapso de prórroga para irnos del inmueble, lo cual nunca fue así, y forjaron un documento supuestamente firmado por mi papá en el que él aceptaba que ya se habia cumplido la prórroga y que aceptaba irse del inmueble. Cuando nos dimos cuenta que nuestro abogado estaba vendido a la parte contraria, buscamos los servicios del Escritorio Jurídico Manuel Alfredo Rodríguez, tratando de conseguir una defensa justa.

No sólo nunca tuvimos un verdadero chance de defendernos en este juicio desigual, sino que los abogados de este escritorio contribuyeron todavía más a que avanzara la demanda hasta la ejecución, y nos estafaron con 7 millones de bolívares en honorarios. Sólo sabían decirnos que todo estaba bien, que no nos preocupemos, que estábamos protegidos.

Tal es así que unos días antes del desalojo, los vecinos de la Asociación de vecinos de Monte Alto (Asomontealto) nos pasaron por debajo de la puerta un comunicado interno del Juzgado Cuarto de Primera Instancia al Tribunal ejecutor (adjunto en este mail), en el que manifestaba la medida de que había que entregar el inmueble ya, lo cual no es sino parte del acoso vecinal al que fuímos sometidos, y más abuso de poder de parte del propietario y su abogado.

Cuando llegó aquél fatídico día 12 de enero, lo primero que vio mi mamá por la ventana del estudio, una señora de 61 años con problemas cardíacos de hipertensión, fue un tropel de vehículos policiales de Baruta y de camiones que tomaron y cerraron la calle por completo de la urbanización Monte Alto, impidiendo el tráfico de vehículos, y tomando la cuadra completa de punta a punta. Parecía el asalto a un cuartel de malandros.

Mi mamá me despertó de inmediato llorando y yo no sabía qué hacer, los abogados que supuestamente nos defendían nos dijeron que si llegaba alguien del tribunal, que nunca le abriéramos la puerta, indicación que seguí a pesar de la advertencia de la jueza provisoria del Juzgado Quinto Ejecutor de Medidas, Abogada Nela Pasquali Vespa, de procesarme por obstrucción a la justicia.

Quiero hacer énfasis aquí de que, por pura suerte, ya habíamos vendido todos los muebles y nuestro carro hace semanas, y habíamos estado haciendo maletas desde hace días, pues de todas maneras queríamos irnos del inmueble hace tiempo por esta situación, y buscar un lugar más accesible y económico. Tal es así que la casa estaba casi vacía.

El cerrajero que venía con el tribunal procedió entonces a desmantelar la puerta y el garaje de la casa, mientras yo en medio del pánico llamaba desesperadamente a los abogados, que no salían al teléfono. Cuando el cerrajero logró abrir la puerta de la casa, entró la jueza del tribunal acompañada de su personal y como 20 (si, conté 20) policías del municipio Baruta con chalecos especiales y metralletas, más 10 personas que eran los que nos iban a sacar nuestras pertenencias que quedaban en un camión.

Todo este despliegue judicial policial, propio del asalto y toma a un cuartel de malandros, para desalojar a una señora mayor y una muchacha, en una vivienda que estaba casi vacía??

Estos policías armados hasta los dientes no deberían estar ocupados agarrando malandros???

A partir de aquí todo sucedió muy rápido, la jueza y el personal que la acompañaba tuvieron un trato grosero, desconsiderado y despótico hacia nosotros, en presencia del abogado del propietario. Mi mamá no paraba de llorar y pedirle a la jueza que considerara nuestra situación, yo seguía llamando a ver si me respondía alguien del escritorio de abogados. Finalmente di con el abogado Manuel Alfredo Rodríguez, inpreabogado 32.085, quien no me quiso atender y me pasó al abogado Guido Padilla, inpreabogado 93.610, quien dijo que iba para allá y que le dijera donde quedaba el inmueble para presentarse.

Mientras los que nos estaban haciendo la "mudanza" agarraban nuestras pertenencias, nuestra ropa, y las pusieron en bolsas negras de basura y en cajas sin ningún tipo de orden, contemplación o consideración, tiraban nuestras cosas sin más y cerraban la caja con tirro y punto. Fue por orden de la jueza a quien le pedí que me dejaran abrir una de las cajas para que mi mamá y yo pudiéramos aunque sea cambiarnos de ropa ya que nos iban a sacar a la calle. Al televisor que nos quedaba le rompieron la pantalla y cuando lo echaron al camión se partió en dos, la lavadora y la secadora las embalaron con tirro con la ropa adentro como si fueran cajas y también se destrozaron, a la nevera le saquearon la comida que quedó desparramada por el piso y también la embalaron con tirro. Mi mamá perdió un pequeño anillo de plata en forma de mariposa que todavía hoy lamenta haberlo perdido y su reloj preferido.

Mi papá tenia su negocio en la casa y le botaron todos sus enseres y utensilios a la basura, por lo que perdió el negocio del cual dependíamos para vivir.

El abogado Guido Padilla se presentó y lo único que me pudo decir es que lo sentía mucho, pero que el tenía la información de que el propietario a través de su abogado repartió 80 mil BsF ó 80 millones de bolívares para que esta ejecución de desalojo fuese rápida, y que ya no se podía hacer nada. Vi como él y el perito avaluador(?) se saludaban como si se conocieran de años, y conversaban sobre como estos procedimientos de embargo, desalojo, etc eran 'normales' y 'usuales'.

Yo perdí todo el respaldo físico y digital de mi trabajo de tesis, además del respaldo de mi computadora de los trabajos, guías y libros PDF de los 5 años que estudié en la UCAB, estaba en un portacds negro que más nunca lo vi.

Todo esto ocurrió en un lapso de dos o tres horas. Firmamos el acta, nos sacaron de la casa, nos montaron en una pick up y se acabó. El señor de la pick up nos confirmó que sí, repartieron la suma de 80 millones de bolivares o 80 mil BsF en ese tribunal para todo esto.

Nos vimos en la calle, sin techo, sin negocio. La casa había quedado en un estado deplorable. Por lo menos me había dado tiempo de llamar a mi papá, y él estaba haciendo gestiones para que pudiéramos dormir en un hotel económico por los días siguientes.

Nuestras pertenencias las llevaron al depósito o guardamuebles Emmanuel, al lado del Super Dorsay Los Cortijos, del cual el propietario tuvo la 'benevolencia' de pagarnos un mes, y al cual fuímos el dia siguiente para tratar de recuperar la ropa, los cepillos de dientes, champú, cargadores de los celulares, etc.

Lo primero que me encuentro al llegar ahí es la escena horrenda de miles de miles de muebles de todo tipos destrozados, unos encima de otros, miles de cajas sin abrir, neveras y cajas con comida podrida de otros desalojos, todos separados en barracas de madera apoyadas con estacas, hasta que llegamos a nuestra 'sección apartada'. Abrimos la nevera y se cayó en cuatro pedazos. El escritorio de mi estudio estaba destrozado. El lugar estaba cundido de mosquitos, de huecos con los que mis papás y yo nos tropezabamos y nos caíamos a cada rato mientras sacabamos las cajas, las abríamos a ver que tenían y recuperábamos sólo lo necesario.

El dueño del depósito nos dijo que las cajas que contenían algunas botellas de vino, whisky, licor, etc se las llevaron los de la mudanza y que se rascaron ese mismo día.

Lo cierto es que esto que me pasó no se lo deseo ni a mi peor enemigo. Creo que es dificil entender para alguien que no lo ha vivido el miedo, la zozobra y el atropello de las autoridades que nunca tuvieron ni un poco de consideración. Si no fuera porque habíamos vendido nuestro Malibu 98 en 30 mil BsF, nosotros estaríamos hoy durmiendo en la calle, por eso al mismo tiempo considero que tuve mucha suerte.

Pero lo más increíble es que el inmueble del que nos desalojaron se encuentra actualmente en venta en tuinmueble.com.ve, en este link que lo vi hace unos días,

http://articulo.tuinmueble.com.ve/MLV-24889391-casa-en-venta-en-distrito-capital-mun-baruta-sureste-_JM en el risible, ridículo y simbólico precio de BsF 1.480.000, es decir, mil cuatrocientos ochenta millones de bolívares, considerando que la zona en que se encuentra (Monte Alto) era una zona de viviendas sociales construidas por los adecos hace 30 años. Y todavía puedo mencionar que el bello y frondoso árbol cincuentenario (lo sé por el número de ramas gruesas que tenía) que estaba en el patio de adelante y que tapaba el frente de la casa fue removido y el hueco rellenado con puro cemento, lo que constituye un ecocidio.

Parece que no contentos con sacar a una familia a la calle de la manera en que lo hicieron, tipo allanamiento, (porque no me digan que ese despliegue policial armado era un simple gesto, o formaba parte de un procedimiento 'normal'), el propietario del inmueble, de nombre Alexis Arevalo, cedula 1-428-573, también mató un árbol de 50 años, sólo para tratar de maquillar y 'remodelar' su propiedad.

En fin, mi caso es el perfecto ejemplo de cómo un propietario abusa de su facultad de ser el dueño del inmueble, y cómo siempre va a tener ventaja económica sobre el inquilino, incluso en términos de recursos judiciales. También es una muestra del nivel al que hemos llegado en el que abogados, jueces, tribunales, y dueños de depósitos hacen su gran negocio de estas situaciones, anunciándose en el periódico como que 'protegen inquilinos', vendiendo casos, expedientes, vidas de familias cuya única vivienda es esa que alquilan, todo por una jugosa comisión que dé el propietario.

Espero que mi caso sea tomado en cuenta como referencia, porque más que nunca es necesario un cambio, no podemos vivir asi con tanta inhumanidad y poca conciencia social, por eso le pido a la Asamblea Nacional, al señor diputado Darío Vivas, a los diputados de la Comisión pertinente, así como las autoridades pertinentes, que PONGAN UN FRENO Y UNA PROHIBICION DEFINITIVA A LOS DESALOJOS A NIVEL NACIONAL Y QUE SE HABILITE UN ESPACIO EN EL QUE SE RESUELVAN DE MANERA JUSTA, (SIN ABOGADOS INTERMEDIARIOS Y JUECES QUE LO UNICO QUE LES IMPORTA ES COBRAR Y GANARSE UN BUEN DINERO A COSTA DE LO QUE SEA Y DE QUIEN SEA), LOS PROBLEMAS QUE PUEDEN HABER ENTRE LOS PROPIETARIOS Y LOS INQUILINOS.

Muchas gracias por su atención,

Atentamente,

Maria Teresa Carrandi
V-17-125-541

NOTA:

Por cierto hay un último dato que mi papá me lo comentó hoy, ya que estábamos conversando del tema, no se si venga a colación todavía, pero lo cuento porque puede ser importante:

Mi papá me dijo que él había conseguido a este señor, supuesto abogado de inquilinos, Wilmer Tapia Gutiérrez, por un cartel o anuncio que está en un poste justo frente al tribunal 25 donde se deposita, en Sabana Grande, el anuncio es grande y dice algo así como: 'Inquilino Protéjase frente a problemas de desalojo' y coloca los números de su oficina, que está en Chacao, el edificio que está frente a las dos entradas/salidas de la estación del metro, donde están los cajeros de Banesco. También se anuncia en El Universal.

Lo digo porque llama la atención el hecho de que el cartel está justo frente a donde depositamos todos los inquilinos con problemas, imagínese EL PELIGRO que eso ha significado y aun significa para los que pasan por ahí, no saben que hacer ante una demanda y están buscando abogado. Sólo Dios sabe cuántas personas, cuántos casos han caído en manos de ese señor que se burla de la desesperación y necesidad ajena.

Igual con el Escritorio Jurídico Manuel Alfredo Rodríguez, que aquella vez los encontramos por internet, su oficina es una quinta de 5000m2 en Bello Monte, av. Neverí, frente al Cendes UCV. Creo que sería cuestión de ver también cuántos (!!!) y cuáles de estos escritorios de abogados se han prestado para esto y le han arruinado la vida a muchas familias.

Saludos,
Maria Teresa