sábado, 18 de julio de 2009

Insensatez del negocio inmobiliario


TEMAS Venezuela
Opinión
del 17 al 23 de julio de 2009

Insensatez del negocio inmobiliario
Maglene Sierraalta


No existen razonamientos lógicos, ni justificación económica, que nos hagan entender que setecientos cincuenta y siete (757%) por ciento de incremento en la venta de un apartamento sea normal. ¿Acaso en Venezuela hemos tenido tal barbarie de inflación en nuestra economía en estos cinco años? Definitivamente ¡No! Es la vil especulación mediática inmobiliaria.
Dice una Propietaria: “hace 5 años compré mi apartamento en 42 millones ¡era caro! y ahora en el mismo edificio quieren vender en 360 millones. Eso no me parece, es un abuso.”

Guerra mediática.


Dicha campaña se inició en 1995 cuando ya “cocinaban” la ley de arrendamientos vigente. Se acentúa la especulación con la llegada de las franquicias inmobiliarias internacionales. Ante la locura e insensatez desatada con los inmuebles usados y viejos, tanto en venta como en alquiler, se impone controlar el sistema inmobiliario. Control que esperamos con ansias, porque sencillamente no hay quien compre ni alquile en las condiciones aspiradas y los pretendidos cánones de alquileres sobrepasan el poder adquisitivo de las familias venezolanas.
Los bancos no aceptan como garantía un apartamento viejo, en un edificio con ascensores inservibles o guayas vencidas, con una estructura física de cemento y cabillas fatigadas. Los banqueros conocen el valor del dinero.
Si el gobierno y el pueblo logran que la eliminación del IPC rebaje el nuevo monto de los apartamentos nuevos en venta, la lógica del mercado capitalista neoliberal indica que deben bajar los montos anhelados por los propietarios y propietarias, a cambio de sus apartamentos viejos. ¿Lo aceptarán ellos? O seguirán con sus propias leyes económicas.
No obstante, esto no significaría que todos o una gran mayoria nos convertiríamos en propietarios, dado que el condicionante principal serán los ingresos familiares. Por otra parte, para obtener seguridad en la tenencia de vivienda no es imperativo ser propietario.
El problema de la vivienda ha existido, existió y existe; la penuria es de orden público. Es un problema político más que económico. La población requiere manejos sociales.
Luce fundamental crear un banco de datos de los inmuebles vacíos, en construcción, en venta, en alquiler, ¿quiénes los administran? ¿quiénes son sus propietarios? No quiero ni escuchar que eso ya existe, porque me atrevo a decirles ¡es falso!. Existen cifras estadísticas del déficit de viviendas para la población; sin embargo, no existe control de los inmuebles vacíos existentes, ni la justificación del por qué de la vacante cuando existe una gran cantidad de familias necesitadas de un hogar.

Socialicemos el arrendamiento


TEMAS Venezuela
Opinión
del 10 al 16 de julio de 2009


Socialicemos el arrendamiento

Maglene Sierraalta
En la historia universal, el arrendamiento inmobiliario de viviendas es uno de los mejores ejemplos de injusticia social. Ninguna ley ha podido garantizar equidad entre propietarios e inquilinos, ni ha logrado facilitar la organización del mercado arrendaticio.
Tienen mucha similitud la Ley del Trabajo y lo que debe ser una Ley de Arrendamiento Inmobiliario; es lógico, ambas son de orden público y social. Juntas hacen causa común.
En Europa, siempre han tratado de acabar con el liberalismo en el arrendamiento. Han utilizado mecanismos tales como congelamiento de alquileres, y exclusión o restricción de los límites temporales del contrato, a consecuencia del marcado descenso en la construcción de inmuebles que han originado grave escasez de viviendas. Imperan leyes del mercado. Muy al contrario de lo que pretenden hacernos creer en Venezuela los representantes de los propietarios.
Los gobiernos europeos, en su momento histórico, optaron por construir viviendas de interés social. En países como Austria y Suecia, aun mantienen la política de protección.
En la mayor parte de los países europeos, el negocio del arrendamiento siempre se ha balanceado entre la protección intervencionista y la filosofía liberal. Estas oscilaciones han impedido el equilibrio de las relaciones entre arrendador y arrendatario. Han demostrado con creces que es imposible la equidad. Irlanda optó por masificar la propiedad -el 90% de los irlandeses son propietarios- y eso los exime de regular el sistema arrendaticio.
El ideal debería ser el equilibrio entre lo que se da y lo que se recibe. Utopía, al menos en nuestro ambiente inquilinario. El propietario pretende y cobra altos alquileres –no regulados- pero no otorga un servicio cónsono con el pago. Siempre han tenido la excusa de que los cánones son bajos y ellos no pueden hacer mantenimiento ni conservar el inmueble en condiciones sanitarias mínimas. A través de los años se han ido convirtiendo en edificios chatarras. No obstante, por debajo de cuerda cobran sobrealquileres.
En la ley de arrendamientos inmobiliarios vigente, similar a lo que hicieron con las prestaciones sociales, se castraron varios beneficios que protegían a las familias inquilinas solventes; hay que releer leyes viejas. Ignacio Arcaya firmó un Decreto-Ley protector del propietario.
Personaje cuyo mayor placer -más que la renta- es desalojar por desalojar; inclusive prefiere llevar a vivir a un pitbull, en lugar del ser humano que le pagaba un canon mensual.
Como cantaba Alí Primera: “Busco alguien que me diga, si él no se siente esclavo, al ver el hambre en los rostros, al ver un niño pringoso, al ver un hombre sin casa.”